Taficeños

TAFÍ VIEJO

“Hay que hacer las cosas con miedo, que nada te bloquee”
Dejó Tafí Viejo para abrirse al mundo. Su curiosidad, y ganas de experimentar nuevas sensaciones, lo llevaron a recorrer 7 países. Se bancó la pandemia alejado de todo y tuvo golpes que lo sacudieron. Hoy, quizás como premio a ese esfuerzo, disfruta un presente soñado en Alemania.

LUNES 30 DE ENERO DE 2023 · 15:34 HS

Franco La Pena

Miguel González (@mg.mike), tiene 36 años y es Ingeniero en Sistemas. Se cansó de la monotonía laboral y la rutina, como así también de los sueldos bajos, de la política nacional y muchas cosas más. No le gustaba verse así, por lo que tomó la decisión de darle un giro absoluto a su vida y comenzar así a escribir una nueva historia. El COVID lo encontró solitario en Hungría y, desde ahí, comenzó a moverse por el Viejo Continente de forma estratégica para poder salir adelante e ir en busca de sus sueños.

Conocemos su historia en 2 partes: Portugal y Alemania. Espero la disfruten tanto como yo.

  • PORTUGAL

¿Cuándo te fuiste de Tafí y qué te motivó a irte?

Me fui de Tafí Viejo en 2017. En ese tiempo trabajaba en la Administración Pública por la mañana, estudiaba a la siesta y, por la noche, tenía laburo en un gimnasio. Vivía prácticamente en San Miguel de Tucumán ya que, por mis actividades y ritmo, me convenía quedarme ahí.

¿Cuándo y cómo uno decide salir del país?

Cada situación de vida es distinta. ¿Particularmente? Yo siempre quise viajar y conocer países, buscar nuevos horizontes y aprender diversas culturas, formas de trabajar, estilos de vida, etc. La Pandemia generó en mí el clic que necesitaba porque cambió mi manera de pensar, a punto tal de decirme: “chau, tengo que salir de aquí”. Me di cuenta de que no estaba conforme con el Gobierno actual, con mi trabajo y varias cosas más.

Inmediatamente comencé a analizar la chance de irme a Estados Unidos, pero no podía sacar la Visa ya que me pateaban el turno. Días después un amigo me comentó que se iba a Hungría por el “Work and Holidays” y me dijo: “Venite conmigo, no te vayas porque si a la deriva”. No lo pensé mucho, saqué pasaje y el 12 de enero de 2020 dejé el país.

A las 2 semanas de llegar a Budapest, la capital húngara, mi amigo se volvió por problemas personales. Me dejó sólo en un país donde no entendía el idioma y muy poco hablaban inglés. A todo eso, sumale que comenzaba la Pandemia… no había completado el mes y ya todo era cuesta arriba.

¿Qué hiciste entonces? Porque me imagino tu desesperación al quedarte sólo y sin herramientas como para desenvolverte…

Fui a Hungría a esperar mi VISA cuando todo volvió a Fase 1 por la Pandemia. Estaba sólo literalmente y tuve que empezar a hacer cosas, a producir dinero porque tenía que pagar el hospedaje y todo se había complicado.

De la nada me escribe un amigo que estaba en Portugal jugando al rugby, actividad que se había parado por la situación sanitaria. El tema es que el club le daba casa y me invitó a vivir con él; me mandé de una, sin pensarlo.

¿Vos ya conocías Portugal? ¿O era uno de los países que te habías propuesto visitar?

Estuve en México, Holanda, Francia, España, Hungría y Portugal. Mi situación se dio así, no es que haya planeado algo porque, como te contaba, soy impulsivo y me dejo llevar.

Ya en Portugal empecé a averiguar para hacer mis papeles y poder conseguir trabajo. Allí conocí una pareja de argentinos que me ayudaron muchísimo; gracias a ellos agilicé las cosas y logré conseguir un trabajo en blanco.

Contame entonces de Portugal. ¿Cómo fue tu experiencia ahí? Tus primeros días hasta adaptarte…

Toda la pandemia estuve un pueblo llamado Moita, donde pude hacer mis papeles. Luego me fui a Setúbal, que tampoco lo había planeado.

¿Por qué a Setúbal? ¿Cómo es la vida ahí?

Apareció así, de forma ocasional porque conseguí una promesa de contrato de trabajo en Troia (una península muy cercana). El tema es que, ahí, los trenes funcionan hasta las 00hs y, para volver a Moita que es donde vivía, no llegaba a tiempo; debía pedir permiso y salir del laburo una hora antes. Mis jefes se enojaron y me dijeron que no podíamos seguir así: “O alquilas algo en Setúbal o, lo sentimos, pero no nos sirve” … clarísimo (risas). Tuve que buscar algo y alquilar, terminé quedándome y la verdad es que fue un acierto porque la vida es hermosa y con muchísimo turismo. Es casi casi igual a vivir en Mar del Plata en enero (risas).

La ciudad es realmente hermosa y podría vivir ahí. Ahora estoy en Alemania y tengo pensado otros rumbos, si Dios me ayuda, porque la verdad es que quiero conocer más países donde me permitan trabajar y desarrollarme. Si es en los gimnasios, mejor. Pero primero tengo que pagar una certificación europea como Personal Trainer para poder enseñar ya que mis papeles de Argentina no tienen validez aquí.

Portugal es uno de los pocos países europeos que te da la posibilidad de trabajar en blanco, con pasaporte argentino, y poder sacar una residencia

¿Qué hacías en Setúbal? ¿Qué diferencias y similitudes hay con Tafí Viejo?

En Setúbal trabajé en un bar llamado “Rokalot” siendo Barman.

¿Similitudes con Tafí? Mmm… no encuentro ninguna. Y si voy a las diferencias, el europeo es más frío en su trato, no es tan sociable como el taficeño que te reconoce al toque y te saluda donde sea o invita a sentarte y compartir un café. Sólo en Moita, por ser un pueblo chico, la gente se parece a la de Tafí y es porque todos se conocen (risas). En esa ciudad pasé la Pandemia y conocí muchas personas muy buenas.

Pero, en Setúbal, me pasaba que tus propios compañeros de trabajo, al terminar su horario, se van y no te preguntan si volvés por el mismo camino que ellos, o si necesitas algo. Puede estar lloviendo y ellos pasan en sus autos saludándote como si nada y vos volvés caminando.

¿Fue costosa tu vida en Portugal?

No es caro, todo depende. Por ejemplo, hay lugares muy costosos como Algarve, Porto o Troia, pero es porque son ciudades que viven del turismo.

En mi caso, viviendo ahí, mi sueldo era promedio y me permitía alquilar, hacer mi dieta y entrenarme. Tenía un gasto aproximado de 500 euros mensuales. Lógico, hay gente que gasta mucho menos y te da margen de ahorro. Pero, si estás viviendo en Setúbal y tenés en mente salir a comer, comprarte zapatillas, perfumes… el costo de vida se te va a 1000 euros más o menos. Alquilar un cuarto sale 200 euros, tal vez un poquito más; las compras del súper, para todo el mes, 150 o 200 euros. Ahí ya tenés gastados 400 y el sueldo básico es de 700 u 800 euros, dependiendo la cantidad de días que vas a trabajar. 

¿Entonces llevabas una vida rutinaria?

No sé si tan rutinaria. Por lo que te dije, me puse en plan de ahorro y comencé una vida tranquila. Trabajaba 5 días, cada tanto iba a la playa, pero siempre al gimnasio. Terminé sintiendo que todos los días eran lunes (risas). Pero nunca dejé de hacer mis cosas poniendo mucha alegría y mostrándome agradecido a la vida por las oportunidades que me presentaba. 

De Tafí Viejo, ¿qué cosas le contaste a los portugueses?

Les comentaba como eran las fiestas en general previo a la pandemia, claro. Ellos me contaron algunas cosas, no mucho porque, la verdad, lo que más se hablaba ahí era respecto al COVID y como nos había cambiado la vida.

¿Te soy sincero? Al “araca” taficeño no lo dije nunca. Porque a duras penas me comunicaba con ellos en un “portuñol” bien raro (risas). Estaba complicado porque, en esa ciudad se vivía muchísimo del turismo. Imaginate que yo venía estudiando inglés para “defenderme” y tuve que pasar al portugués para poder conseguir empleo (risas).

¿Qué cosas te sorprendieron?

De Portugal, como en toda Europa, me sorprendió la cultura de la gente y ver como respetan absolutamente todo, principalmente las reglas del tránsito; o las restricciones por la situación sanitaria.

Te pongo de ejemplo Hungría, Francia, España… en todos lados le dan prioridad al peatón o al ciclista. Pero ojo… si estás en bici tenés que respetar tu carril porque, si te chocan, las multas son para los 2. Es decir, para el auto por chocarte y para vos por no estar dentro de tu carril. Y, además, tenés que pagar el arreglo del auto.

Otro ejemplo es el del toque de queda. Si te dicen “nadie circula desde las 6 de la tarde” … nadie circula a esa hora. Pero nadie, las calles vacías. No es tan sólo por la gente, tiene mucho que ver el costo de las multas. Entonces, no quieren arriesgarse.

Algo muy loco, en Portugal, es que vos podés entrar al supermercado con tu mochila y en algunos locales no hay cajeros. Entonces vos mismo tenés que “cobrarte” y listo. Se apela mucho a la honestidad de las personas. Obvio que “tucumanié” unos chocolates (risas).

Si hablamos de la vía pública, es admirable la limpieza de calles y demás espacios. No ves papeles tirados en el piso. La playa es impecable, trabajan todo el día para mantenerla así.

Y lo último que me sorprendió es el tema de la seguridad. ¿Asaltos? No recuerdo haber visto alguno o que me haya enterado. La gente va por la calle con el celular y camina tranquila. Pasa igual con las mujeres solas, a cualquier hora y sin miedo. Nadie toca autos y/o motos estacionadas, no existe la inseguridad.

¿Cómo pasaste el tiempo de pandemia?

Un poco en Budapest (capital de Hungría) y otro poco en Portugal, en Moita como te dije anteriormente. Tuve la suerte de coincidir con 2 argentinos y viví en la casa del presidente de un club de rugby, el Rugby Vila da Moita.

La etapa fue muy dura porque no pude trabajar y resultó triste ver absolutamente todo cerrado. Sólo un par de supermercados y las farmacias quedaron abiertas. No quedó otra que mantener la calma y aceptar lo dispuesto como, por ejemplo, los toque de queda que aquí se respetaron al 100% debido al costo de la multa y a la importancia de la policía para la sociedad.

Por suerte, poco a poco, los comercios comenzaron a normalizar sus servicios y se reactivó el sector laboral, fue ahí donde arranqué a trabajar y establecerme de una buena vez.

ALEMANIA

¿Cómo decidiste el viaje a Alemania? ¿Por qué ahí en lugar de otro país?

Fue gracias a una pareja que conocí en Hungría; son mochileros y me contaban que es un país donde se gana muy bien y podía defenderme con el inglés.

Llegué a Berlín (capital alemana) en octubre del año pasado y descargué una App donde me postulaba para trabajar y de esa forma hacerme conocido, además de tener mi dinero para poder moverme. De a poco volví a tener la vida que llevaba en Tucumán; es decir, trabajando un par de horas y luego dándome tiempo para volver a competir en torneos y divertirme.

Actualmente soy “cleaner” y podés hacer lo que quieras. Desde limpieza en casas u oficinas, mudanzas, pasear perros o cuidarlos, ensamblar máquinas o muebles. Porque aquí la gente compra muebles, llega la caja a la casa e inmediatamente llaman a la empresa pidiendo alguien que les ayude con eso.

Pero en relación precio, por hora trabajada, me conviene hacer limpieza porque la hora te pagan 15 euros. En cambio, el ensamble, son 10 u 11 euros. Ni hablar de la facilidad de manejar vos mismo tus tiempos y poder luego, hacer tus actividades con total normalidad. Y está bueno porque, hablando con los clientes y explicándole algunas cosas personales, no tienen problema en adaptarse ellos a tus horarios.

Y comenzaste a ordenarte…

Poder trabajar menos horas, pero dignamente, me ayudó a lograr cosas que no pensaba. Por ejemplo, en un año pude salir de vacaciones y fui por Turquía donde cumplí un sueño, volar en globo aerostático. También estuve en Barcelona disfrutando el Festival OffWeek (música tecno). Cosas que quería ir haciendo, pequeños gustos.

En cuanto a lo particular, te cuento que vivo en un departamento. No sé que es lo que pasa, pero cuesta mucho poder encontrar alquileres, está todo como súper explotado. Y al no poder conseguir, hay que recurrir a gente que “sub alquila” y eso es por uno o dos meses, tiempo en que las personas se van de vacaciones. Como que no te sirve tanto porque vas de un lado a otro sin poder asentarte.

¿Y cómo es la sociedad alemana? Porque uno los tiene como fríos, distantes…

La gente vive mucho en abundancia, son generosos. Hay grupos, de Facebook y WhatsApp, donde regalan cosas para que armes tu casa y no suelen sacar provecho de tu necesidad. Es distinto al portugués que es un tanto más cerrado y mezquino. Con decirte que, en Portugal se notaba el lugar donde te dejaban, o no, la propina. En cambio, aquí la propina es medio sueldo y eso está buenísimo.

En Portugal laburaba 9hs y ganaba 700 euros. Aquí trabajo 6 y gano 1500 o 1800 euros… hermoso.

Lo lindo de Berlín es que vos laburando bien, cuando llega esta época podés irte de vacaciones a lugares con otro clima para disfrutar las playas y el sol. Muchos eligen Turquía y Tailandia.

Otra cosa positiva de Alemania es que te da la chance de quedarte. Por ejemplo, si vos llegas con Visa de Trabajo, o estudiante, luego podés presentar Visa de preparación de Estudios y podés ser “legal” y con muchas opciones.

Algo que me gustó mucho es que, para hacer deporte, la mayoría de las canchas son cerradas (techadas). También que la ciudad es muy liberal y nadie se fija en cómo estás vestido o tu corte de pelo. Porque se ponen lo que quieren con tal de pasar el frío y vas a ver gente adulta de pelo muy largo y con aritos. Son uno más.

¿Y la noche?

Hay millones de cosas para hacer y muchas fiestas. Todos los boliches abren todos los días. Algunos arrancan el jueves y terminan el lunes (risas). Podés salir cuando quieras porque ya tenés la pulsera de acceso que compraste días antes. Otra cosa es que aquí se respeta mucho la privacidad, en los boliches y clubes tecno no te permiten sacar fotos o filmar. Si te ven, pueden correrte. O, en algunos casos, si no vas con el código de vestimenta, tampoco dejan que pases. La verdad que es bastante particular la noche alemana. Hay otros lugares donde la movida es más parecida a lo que nosotros conocemos, depende donde vayas porque también hay muchos latinos y la ciudad termina siendo la “Miami” europea.

Berlín tiene 3 boliches de reggaetón y cumbia, el resto es todo música tecno. Yo me fui más para lo tecno, ya no tanto “cachengue” como antes (risas). Pero hay un argentino que organiza la Fiesta ATR con cumbia y cuarteto. Podés escuchar el “culiao”, “vamos a escabiá” y… es como estar en La Cascada (risas).

Hiciste referencia al frío. ¿Cómo la estás llevando con las bajas temperaturas?

Es feo el clima. En diciembre y ahora, a las 15:30hs (o 16hs) ya es de noche. Son muy pocas horas de sol y casi siempre nublado, mucho gris. Eso, por ahí, te genera como una depresión, como que no está bueno.

A mi realmente no me interesa porque podría vivir en la Antártida y, si tengo un gimnasio, perfecto (risas). Si estoy en el Caribe y no tengo gimnasio, me muero (risas).

En este poco tiempo viviendo en Berlín, ¿adoptaste alguna costumbre?

Me acostumbré a respetar semáforos y cruzar por la senda peatonal. Podría hacerlo como en Tafí Viejo, pero, está mal visto. Entonces te vas contagiando de las buenas acciones.

Aquí cenan 19hs o 20hs, lo que hace pueda acostarme temprano. Y los gimnasios son 24hs, lo mejor que me pasó en la vida… (risas). Siempre hay tiempo para ir a entrenar.

Y a ellos les contagié el tomar mate amargo. Lo mismo en Portugal. Pero siempre amargo, sin edulcorante. La diferencia es que, en Portugal y teniendo playa, era más habitual ver gente con mate. Aquí son muy herméticos, hablo del europeo en sí.

Pero cuando le decís que sos argentino, se sonríen y comienzan a preguntarte de vos y las razones por las cuales estás en su país. Algunos, generalmente los mayores de edad se enojan porque sienten que le estás usurpando algo. Lo mismo con el tema del idioma. Los jóvenes hablan inglés y me sirve. Pero con los grandes se complica porque sólo usan el idioma tradicional. Me pasaba igual en Portugal.

¿Pudiste conocer otros argentinos?

Si porque hay un grupo de WhatsApp donde siempre están tirando ideas para juntarnos y hacer actividades. Ya sea de conocer lugares, salir a tomar algo… está bueno porque son unidos y tenés gente de todas las provincias. Me relaciono con muchos de ellos y la verdad es que la paso muy bien.

Y con ellos, seguro, se juntaron a ver el Mundial…

El Mundial… no lo puedo creer. Íbamos a un bar a “previar” y se ponía buenísimo. Al principio te cobraban 5 euros y te regalaban 2 cervezas. Explotaba todo porque luego, además de argentinos, también había personas de otros países por el sólo hecho de vernos cantar el himno y compartir el folklore futbolero que sólo nosotros sentimos. Después de la final, la gente te felicitaba en la calle, había clientes que me regalaron whisky (risas)… pero el alemán no se moviliza tanto como nosotros por su Selección.

Alemania también hizo que volvieras a competir…

Fue algo muy importante y distinto a lo que estaba acostumbrado. Porque en Argentina no estaba dentro de una Federación o algo así entonces no sabía tanto como ahora ya que era muy inconsciente. Aquí aprendí mucho gracias a un Head Coach que conocí, es cordobés y se llama José Ponce. Me ayudó durante todo un año ya que es especialista y los cambios son asombrosos. Principalmente desde lo mental porque venía con ataques de ansiedad, pánico… se me juntó todo por haber salido de Portugal y comenzar nuevamente. Pero fue un tiempo hasta que logré adaptarme y encontrarme conmigo mismo. De ahí vino la dieta, de entreno y el complemento con el trabajo de pesas.

Estoy dentro de una Federación (NPC WorldWide Germany) y competí en culturismo clásico donde, logré un 4º puesto que para mí es muchísimo porque me apasiona. Eran 36 participantes en mi categoría dentro de un certamen regional. Fue gracioso porque, al no hablar alemán, yo imitaba las poses de los demás competidores.

Ahora me estoy preparando para el 20 de mayo. Hay fechas durante estos meses, pero yo tengo puesta la cabeza en esa en particular. Podría participar en todas, pero, requiere mucha más preparación, tiempo y dinero para costear el viaje, hospedaje, pintarse el cuerpo, los bóxers. Se te van como 500 euros.

¿Y cómo te sentiste?

Sin dudas esto es mi cable a tierra, lo que me ayuda a no extrañar ni pensar en Argentina. Porque siempre quiero volver, comer un asado, festejar con mi familia y amigos, ver a la gente que quiero y que me siguen escribiendo porque, a pesar de la distancia, jamás se cortó la relación. Pero bueno, esto me mantiene ocupado y con ganas.

Tocaste el tema de los sentimientos. Contame, ¿qué se extraña?

Extraño el calorcito de la gente taficeña y lo que se vive ahí. Las costumbres. Los afectos y tus amigos. El asado y las empanadas. Los domingos en familia y sentirte en casa. Extraño poder levantarme y almorzar con quien tenga ganas o irme a visitar un amigo… esas pequeñas cosas que, generalmente, uno no valora cuando está ahí. Te das cuenta cuando ya no podés hacerlas. Obvio que fue mi decisión, pero, creo a todos les pasa lo mismo. Bueno, a mí me pasa (risas).

Lo hiciste varias veces, entonces supongo estás acostumbrado, pero ¿es fácil arrancar de 0 en un lugar distinto y lejos de los afectos?

Arrancar de cero en Europa es difícil, pero no es imposible. Lo primero, y más importante, es saber que vas a encontrar trabajos de 8hs donde… vas a trabajar las 8hs. Y el miedo a lo desconocido siempre está, al igual que el extrañar tus afectos. Por eso digo que hay que hacer las cosas con miedo, que nada te bloquee. ¿Y los afectos?, bueno, tendrán que esperar hasta que uno encuentre estabilidad y pueda volver a visitarlos. Todo pasa por uno mismo, por las ganas que tengas de progresar y/o cambiar de vida; eso lleva tiempo y sacrificio donde, sin dudas, el más grande es tener lejos a tu familia y demás seres queridos.

Aquí, con pasaporte argentino, sólo es difícil conseguir empleos ya que la mayoría te pide seas residente del país en el cual estás viviendo, tengas una Visa de trabajo o hayas iniciado los trámites de residencia. Lo bueno es que, trabajando un mes, ya podés salir a flote y tu sueldo te alcanza hagas lo que hagas; lógico, si querés más lujos, depende de vos y de la manera que tengas para generar mayores ingresos.

Algo muy interesante es que un Instructor de Gimnasio, gana lo mismo que un Mozo o lava copas. Para todos, el sueldo básico es el mismo dependiendo el lugar en el que te encuentres. En España, Portugal y Alemania, el mínimo es de 700 a 1000 euros.

En todo este tiempo, ¿te pasó algo que te haya hecho pensar en volver a Tafí Viejo?

Uff sí. Desde el comienzo del viaje me vienen pasando cosas (risas).

Comenzamos con lo de Hungría y quedarme sólo en plena Pandemia. Luego, en mi primer trabajo en Moita (Portugal), firmé contrato como Ayudante en una construcción. Y al momento de ir a cobrar, me descontaron como un 15 % del sueldo en materiales, un casco de seguridad y unas botas (risas). La cosa es que cobré 135 euros menos y, estando ahí, comencé a preguntarme si realmente el exterior era para mí. Porque ese laburo era muy físico y sólo podía descansar una hora para comer.

Luego conseguí trabajo en un bar y, en simultáneo, en otro. Me hicieron renunciar al primero, sin haber firmado contrato y, 2 semanas después, quedé sin nada. Pasó que, el tipo que me quería dar el trabajo se quedó sin poder abrir un segundo local y bueno, me pidió disculpas (risas).

Y en mi última mala experiencia… había arreglado un sueldo de 950 euros que es mucho para la ciudad en la que estaba. Trabajé 1 mes; 13hs al día, 6 días a la semana. Y me patearon mal con el tema del contrato. Al momento de cobrar… pum, 200 euros menos entre descuentos de comida y un par de cositas más. Ahí te das cuenta de que, al no tener Pasaporte europeo, si o si vas a pasar por situaciones así. Fue mi última desilusión y realmente pensé mucho en volverme.

Pero bueno. En el camino vas conociendo gente buena. Y por suerte pude dar con João López, encargado de “Rockalot”, un bar muy lindo en el cual pude trabajar y donde sentí que él, como su grupo, eran personas distintas y me acogieron de la mejor manera.

Igual ahora en Berlín. Gracias a Dios estoy trabajando en blanco, con contrato y muy tranquilo en todo sentido.

¿Vas a volver?

Y… veremos qué pasa. Porque recién estoy descubriendo una ciudad nueva y hermosa, siento que esto se va a poner mejor.

Si me preguntas de Portugal, claro que regresaría. Ya de otra forma, claro. Con mis papeles para poder conseguir buenas oportunidades laborales ya que el país goza de buena calidad de vida y seduce por sus climas y la gente; como que sentís que todo el año estás en Carnaval. Por lo menos eso me pasó luego de haber trabajado en un bar de la playa, con música todo el día.

Pero, hablando de Tafí, al menos por ahora, no tengo pensado volver a vivir ahí.

Si un taficeño está pensando irse a Portugal o Alemania buscando progresar, ¿qué consejo le darías?

A cualquier argentino, sea taficeño y/o de otra provincia, les recomiendo Portugal. Principalmente porque te da la oportunidad de hacer los papeles y trabajar en blanco, además de sacar una residencia. Con todo eso, después del tercer año, podes hasta pedir ciudadanía. Otro punto a favor es el idioma; no es tan complicado y si das con la gente correcta, te ayudan un montón. Sobre todo, los latinos que están aquí hace años.

Y en cuanto a Alemania, es que vengas con la mente bien abierta para conocer y ver todo. Que sepas algo de inglés para poder defenderte y tengas actitud. Ah... y no olvides el abrigo porque te vas a cagar de frío (risas).

Mi consejo es que todo aquel que se quiera ir, aprenda inglés. Mínimo. Y que salga dispuesto a trabajar de todo porque los comienzos son duros y a la mayoría les cuesta unos años acomodarse. Pero el tiempo juega de tu lado y hace que te vayas forjando. Aprovechen de conocer gente y culturas nuevas.

¿Cómo ven al argentino?

Me pasó en todos lados. Te reconocen por Messi y Maradona. Más ahora con esto del Mundial.

Saben que el argentino es un luchador y eso les gusta. Nos ven como entradores, con mucha iniciativa y muy poca vergüenza (risas). Te cuento que, donde fui me trataron bien y todos quieren ir a conocer Argentina. Más cuando se enteran el precio del euro y lo que vale al cambio por el peso.

Habiendo pasado por tanto, me refiero a conocer países y personas nuevas, como así también haber vivido otras experiencias, ¿sentís que te encontraste con vos mismo? ¿Estás cerca de tu sueño? 

Y… es medio raro de explicar. Porque muchas cosas que me pasaron, en poco tiempo, me hubiese gustado compartirlas con mis seres queridos. O saber que hay eventos importantes y yo estoy lejos.

Tanto el casamiento de mi hermana, como el resto de las Fiestas importantes en las cuales se reúne la familia, pasa que te pega la nostalgia y aparecen las ganas de estar ahí. Pero no te pones triste… ¿cómo decirlo? Porque, en mi caso, ya llevo 2 cumpleaños celebrando sólo y esto te va forjando el carácter.

¿Si me encontré conmigo mismo? En noviembre del año pasado comencé a hacer un trabajo interno y recién ahora puedo decir que estoy en paz. Que mi familia se quede tranquila. Yo me muevo a donde me dicen que mejor se gana, independientemente del clima. Por eso estoy aquí. Hay laburo, hay buena paga, tenés diversidad cultural y mucha noche, además que siempre vienen los mejores DJ`s del mundo. Me encanta. Vivo bien, dignamente.

¿Ese sería el mensaje para tu familia?

Ese mismo. Que los amo y que por favor se queden tranquilos. Yo estoy muy bien, conociendo y disfrutando. Me estoy llenando de otras culturas y, si Dios así lo quiere, nos vamos a ver pronto.