Editorial

TAFÍ VIEJO

La crisis en un contexto de bicentenario
Vivimos en un contexto de crisis, no solo de la obra pública sino de la sociedad en general. Sea por herencia, sea por políticas, sea por robos, la cuestión es que estamos en la cuerda floja quienes la peleamos todos los días para hacer un trabajo independiente...

MARTES 05 DE JULIO DE 2016 · 05:21 HS

Vivimos en un contexto de crisis, no solo de la obra pública sino de la sociedad en general. Sea por herencia, sea por políticas, sea por robos, la cuestión es que estamos en la cuerda floja quienes la peleamos todos los días para hacer un trabajo independiente. Esto no es inocente, es atacar indirectamente el derecho a la información. Porque cada vez más medios se dejan llevar por las tentaciones de cuantiosas sumas de dinero que los terminan esclavizando. Y los que no, son atacados por patotas, como Tiempo Argentino.

Nos sentimos orgullosos de participar activamente de este bicentenario histórico de la patria. Es, a nuestro entender, un buen momento para replantearse sistemas de gobiernos que nos vienen avasallando desde hace mucho tiempo. Desde la construcción misma del sistema de gobierno. La clase política, de diferentes matices, siempre estuvo conformada por el discurso pero defendió durante mucho tiempo un mismo modelo. Y cuando no lo hizo, fue por contextos internacionales que lo obligaron a ceder.

El sistema agroexportador ya no da para más, necesitamos conformar una independencia política y económica del mundo. Desmantelar todo lo que no es humano: no es humano matar, no es humano el narcotráfico ni humana la censura, no es humano el individualismo ni es humana la avaricia, no es argentino el chantaje ni es argentina la mentira, no es argentino el robo ni es argentina la crítica exagerada. Ese es simplemente un discurso destructivo, impulsado por los que nos dominaron y aún lo hacen, un discurso inmerso desde nuestra educación. Los grandes medios no hacen otra cosa que mofarse de los “argentinos”, enumerar características destructivas.

Prefiero quedarme con esa señora de campo (esa a la cual se le quitó terrenos, la cual fue avasallada por los intereses mezquinos de empresarios) que hace un bollo en un horno de barro. A pesar de haber sentido en su propia carne (y la de sus hijos) el desgarramiento del abuso y el robo, sigue pensado en Argentina, en Tucumán en Salta, como su lugar, su identidad y su tierra. Ese verdadero campo, no los representantes de la debacle argentina.

Lo tomamos a este bicentenario como festejo, como crítica y como futuro. Hay que pensar cómo aplicar la comunicación en el sistema, de qué forma llegar a un sistema perfecto de participación, hay que abrir los ojos sin fronteras y charlar sin prejuicios, para alzar la pluma y soñar, como alguna vez los hicieron los grandes constructores de esta patria, que tiene sus defectos, pero es nuestra.