Política

TAFÍ VIEJO

"Cuando el puente se cayó": relato en primera persona de un concejal taficeño
"El estruendoso ruido nos despertó aquella madrugada a los vecinos de la zona, noche de tormenta arrasadora en aquel inicio de año" comentó Francisco "Pancho" Toledo sobre aquel 3 de marzo de 1993

MIéRCOLES 04 DE MARZO DE 2020 · 13:23 HS

Por Francisco "Pancho" Toledo:

El 3 de marzo a las 3:15 horas de la madrugada se cumplieron 27 años de la caída del Puente de la Maipú, ocurrida en 1993. El estruendoso ruido nos despertó aquella madrugada a los vecinos de la zona, noche de tormenta arrasadora en aquel inicio de año. El antiguo puente era "un arco" de hormigón con paredes y barandas de ladrillos a la vista. Tenía una batea donde amainaba el caudal del arroyo y en sus aguas nos bañábamos los changos del barrio y alguna visita. 

El misterioso remanso unos metros más adelante, nos llevaba a imaginar mil y una aventuras. Las cañas huecas de don Juárez que silbaban con el viento. Cuántas parejas de recién enamorados iniciamos en el Puente, nuestra caminata de largas charlas hacia Santito Gonzalez. Cuántas promesas para aprobar exámenes. Cuántos encuentros "en el Puente de la Maipú" como punto de referencia. Cuántas hazañas futboleras en la Cancha del Alto despuntábamos entre siesta siesta. Cuántos trotes adolescentes, esperanzados en llegar a primera, comenzaron en "nuestro Puente", pasando por don Plácido, que con su voz ronca nos gritaba "vayan a trabajar Changuitos ", por don Venzal, por lo de Pepe Sureda, por los Torres, la entrada de los Morales, los Pérez, el Negro Cajal saludando con su sonrisa, hasta llegar a los Solbes y la Ruta 9, kilómetros regados con el sudor de la esperanza. Cuántas gambetas de charcos, barro, tártag, pocotes y semillas de siempre verde. 

En sus barandas hacíamos "equilibrio" pero del lado norte, "el más pampito". Por allí pasaban los changos y chinitas de El Barrialito para la escuela. A la par del taller de Don Ruiz, olor a fierros, a grasa, a aceite y las luz tenaz del soldador. Cuantas "hazañas" de pelota, onda, limón o mandarinas cansadas por las corridas y la adrenalina del miedo. Te voy a reencontrar junto a Rosa y Julio, mis viejos, reiniciando su camino de Amor a la Vida. Cuántos recuerdos. Ya nunca más mi historia estará trunca por tu ausencia "querido Puente de la Maipú". Todo un sueño de 27 años, toda una realidad en estos días, gracias!