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TAFÍ VIEJO
VIERNES 22 DE NOVIEMBRE DE 2024 · 22:04 HS
El "Puchero Loco" fue fundado en 1979 por Antonio Romano, conocido como "el Gringo Ferrer" este icónico espacio está listo para reabrir sus puertas gracias al esfuerzo de su hijo, Antonio Ferrer Romano.
Antonio, el Chaqueño y el Gringo Ferrer
Con el corazón puesto en revivir esta tradición, Antonio nos invita a un viaje por los recuerdos de su familia, el origen del restaurante y los valores que los impulsaron a construir algo más grande que un negocio: una identidad compartida. "El Chaqueño Palavecino fue cliente de camionero de mi padre, despues vuelve como artista con sus músicos. Uno de ellos resulta que habia venido al casamiento de mi padre. Pero si era la parada fija del popular músico".
"El Gringo" junto a su familia y amigos.
¿Cómo comenzó El Puchero Loco?
Mi papá, Antonio Romano, "el Gringo Ferrer", lo fundó en el año 1979, cuando se inaugura cuando se realizó el trazado actual de la Ruta Nacional N° 9. Mis padres, que tenían una carnicería con mis abuelos, recibieron como herencia el terreno donde está el restaurante. Vieron la posibilidad de abrir un comedor para quienes pasaban por la Ruta, y así se lanzaron al sueño que, gracias a Dios, les fue bastante bien. Crecieron año tras año.
¿Cómo se llamaba en un principio?
Se llamaba "El Cruce," por el cruce de rutas que había en el lugar. Mi papá tenía carnicería y verdulería. Iban al mercado de Tucumán a buscar mercadería, y allí comían un plato similar, un puchero a la española. Algo “copiado” como diría él, un clásico tucumano. Era abundante: llevaba carne, pollo, porotos, garbanzos y verduras. Cuando lo sirvieron acá, la gente decía cosas como “este puchero es de loco” y de ahí salió el nombre que terminó marcando todo.
Foto histórica: Los inicios del "Puchero Loco"
El plato también tenía algo especial para los camioneros, ¿verdad?
Sí, además del puchero, lo servíamos con un plato de sopa. Para los camioneros del norte, que venían de trayectos largos hacia Buenos Aires, era algo único, porque no encontraban sopa hasta que volvían del norte. Muchos decían que pensaban en la sopa desde que pasaban por acá, y por eso siempre pedían eso primero.
Camioneros de todo el país llegaban a Trancas para probar sus delicias
Tu mamá también estuvo involucrada en el negocio, ¿verdad?
Sí, mi mamá, María Elvira López, fue el corazón del Puchero. Ella estaba a cargo de la cocina. Si bien el puchero era idea de mi papá, todo lo demás era obra de mi mamá: los ñoquis, los tallarines, los ravioles, las milanesas. Era una maestra en la cocina.
¿Ella enseñaba a los que trabajaban con ustedes?
Claro, formó a mucha gente. Por ejemplo, Esteban Sosa, que llegó sabiendo poco y terminó siendo el mejor auxiliar que tuvimos. Él cocinaba como mi mamá, con su misma dedicación y exigencia. Otro ejemplo es Daniel Morales, que hoy tiene su propia sandwichería y siempre me dice: “Yo soy lo que soy gracias a tu mamá.”
Antonio junto a su hermana en la antigua fachada de El Puchero Loco
¿De dónde aprendió tu mamá a cocinar?
De su casa, de su madre. Mi abuela, que era de Catamarca, llegó a Trancas por accidente. Mi mamá nació acá, en la finca familiar que heredamos. Era una cocinera con un toque siempre familiar, y eso se reflejaba en todo lo que hacía.
Mi mamá era una de ocho hermanos. Todos vivían cerca, y seguramente mi abuela cocinó para todos en su tiempo. Esa calidez y abundancia pasaron a nuestras recetas, a nuestra forma de atender a los clientes. El Puchero no era solo un restaurante; era un punto de encuentro.
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El regreso de El Puchero Loco promete rescatar esos sabores y tradiciones que marcaron a Trancas. Antonio no solo quiere honrar el esfuerzo de sus padres, sino también ofrecer a las nuevas generaciones una muestra de lo que significa el verdadero legado familiar.
“Esto no es solo un negocio, es nuestra historia,” concluye Antonio con una sonrisa.
Con su reapertura, El Puchero Loco no solo regresa al mapa gastronómico, sino también al corazón de quienes lo recuerdan. En Trancas, las tradiciones siguen vivas, servidas humeantes y con el cariño de siempre.
Poeta de Trancas que le dedicó un Poema
Se extraña: la gran vida que tenía el comedor de El Puchero Locro
"El Gringo" Ferrer en 2018
Familia de Antonio "El Gingo" Ferrer