Opinión

Crónica de una economía que continúa cayendo
Vi muchos locales comerciales con carteles que anunciaban “Liquidación por cierre” y muchos otros locales que eran sólo restos del negocio que antes existió en ellos

SáBADO 17 DE SEPTIEMBRE DE 2016 · 05:11 HS

Agustina Martínez

Hace unos días y después de un tiempo sin hacerlo, recorrí algunas calles del microcentro tucumano. Mi expresión de sorpresa fue aumentando a medida que avanzaba en mi camino. Vi muchos locales comerciales con carteles que  anunciaban “Liquidación por cierre” y muchos otros locales que eran sólo restos del negocio que antes existió en ellos. A simple vista, puede observarse una economía enfriándose. No hace falta ni siquiera recurrir a un índice que refleje esta situación. Sin dudas, la actividad comercial continúa cayendo en nuestra provincia y, me atrevo a decir, en nuestro país.

Esto también se comprueba en el ámbito de la actividad productiva. Como los economistas amamos el poder de resumen de una cifra, permítanme citar un simple porcentaje, que refleja una dura situación:la actividad industrial cayó un 7.9% en julio, en comparación con igual mes del 2015. Si esto aún no nos asusta, déjenme decir que esta es la baja más pronunciada de los últimos 14 años. Y si hacemos cuentas, 14 años atrás implica compararnos con una etapa de crisis que nadie quisiera recordar.

Lo cierto es que tanto la actividad productiva como la actividad comercial continúan en baja. Por ende, el PBI y los ingresos continúan en baja. Nada bueno puede esperarse si el panorama actual se mantiene mucho tiempo más con estas características. Si baja la producción, no sólo bajan los ingresos: también baja el empleo. Si baja el empleo, bajan los ingresos de las familias y, por consiguiente, su consumo. Y si baja el consumo, vuelve a bajar la producción. Y este, sin dudas, es uno de los círculos viciosos más peligrosos en cualquier economía.

Entonces ¿Cómo escapar de este círculo? Y aquí, una vez más, no existe una respuesta única y consensuada en la profesión. La corriente intervencionista pregona que es necesario un rol activo del Estado en activar la economía, generar empleo y reactivar la producción. La corriente clásica hace hincapié en fomentar la actividad privada, garantizando un buen funcionamiento de los mercados y la defensa de los derechos de propiedad, para incentivar la inversión (que es uno de los principales motores de reactivación de la economía).

Más allá de las teorías que sustentan cada línea, es necesario comprender que en la práctica se usan ambas, generalmente en distintos grados y en simultáneo. Esto es así porque la actividad económica depende del ámbito público y privado al mismo tiempo y cuanto mayor sea el incentivo hacia reactivar la economía, mayor será el impulso que ella tendrá. Con nuestro pasado cercano de déficit fiscal elevado y altas tasas de inflación, fue necesario “enfriar la economía” argentina. Pero ya es hora de desconectar el freezer, prender el horno y reactivar la producción.