Opinión

Sin el Ruido de la Infancia
Columna de la Arquitecta Maria Laura Canepa

SáBADO 22 DE AGOSTO DE 2020 · 13:50 HS

Maria Laura Canepa

Llevo algunos días sin hablar de contexto socio político. Por mi salud mental y porque sé, que las redes no sirven para esto. Sólo eran descargas. Sí sirve, para armar cosas. Por ejemplo marchas. Me alegro que eso haya tenido buen flujo de gente. Las críticas al incumplimiento de la distancia social... no hay opinión. No me importan los pormenores, sino la esencia

Pero hoy pensaba, mientras caminaba, además de "en la salud mental", de cada persona que perdió cosas con la cuarentena. Llámese trabajo, libertad, esperanza, etc. Pensaba: ¿Qué hace tanto ruido feo en la calle si la gente anda? ¿Qué es ese aire triste que a veces aplasta, si las calles no están desiertas en esta provincia, y gracias a no se qué o quién, acá mal que mal los que trabajaban lo siguen haciendo? Con barbijo y sabiendo todos cómo son las cosas. Pero más o menos normal a simple vista. 

Y pasé por una escuela y ahí entendí algo: los niños. Los niños y los adolescentes. Haciendo ruido en los colegios. Tanto en horas de clase como en los recreos. La escuela vacía. Los juegos parecían abandonados cual Chernobyl. Y cerré los ojos y recordé el típico bullicio de la niñez y la pubertad. Lo extrañe

Siempre camine mucho. Me gusta andar, observar a la gente, mirar hacia arriba como cualquier arquitecto. Pero también como cualquier persona queriendo entender cosas. Como cualquier intelectual, poeta, barrendero, ama de casa, artista. Mirar arriba. Sin saber bien por qué. Así es que sonaban las hojas de los últimos otoños retrasados bajo mis pies, como si fueran estruendosos. En medio de un silencio acorralado entre muros que deberían contener todas las historias de los chicos jugando y estudiando. Como sea que pase, que pase pronto. Ese silencio. Esa prisión